25/05/2014 – Expansión. Pablo Bravo.
El autor defiende que las empresas y la diplomacia española dieron un ‘salto adelante’ al salir vencedores del concurso del AVE a la Meca. En su opinión, habrá un “antes y un después” para las empresas españolas a la hora de asumir grandes retos en el exterior.Acabo de regresar de Arabia Saudí adonde viajé con la delegación de empresas que acompañó a Su Majestad el Rey con ocasión de su desplazamiento a Yeda, etapa reina de su periplo por los países del Golfo.
Este amplio despliegue del Rey, acompañado por un grupo de empresarios, por esta zona responde a la evidencia del peso que estos países tienen por sus oportunidades de grandes contratos en obra pública e infraestructuras para nuestra economía cada vez más volcada hacia el exterior. Mi actual condición de asesor de una de las empresas españolas con más prestigio en Arabia saudí, que además es la decana con más de 30 años de experiencia en aquel reino, me permitió ver nuestros intereses desde otra perspectiva y me animó a escribir estas consideraciones.
El viaje se produjo poco después del segundo aniversario de la firma del hasta ahora mayor contrato de España en el extranjero, el AVE de los Peregrinos (versión española) o el Tren Veloz de los dos Santos Lugares (versión saudí). Su montante de 6.736 millones de euros y, sobre todo, el reconocimiento que supuso a nivel mundial de nuestra capacidad tecnológica, son factores que han marcado un antes y después en la imagen de nuestras empresas.
Mi reciente responsabilidad y experiencia como embajador de España en Arabia Saudí, sin duda el referente en la zona, me supuso no solo ser testigo de excepción sino además activo agente a lo largo de esos dos años decisivos, duros y no exentos de una cierta angustia que precedieron y condujeron a la obtención de este megaproyecto que es el Ave Meca-Medina.
Lo vivido, asimilado y sufrido en este tema creo me permite hoy aportar algunas consideraciones que pueden ser útiles en retos y con textos similares. ¿Por qué ganó España este emblemático concurso? Sencillamente porque éramos mejores y sobre todo, visto ahora con una mínima perspectiva, porque fuimos capaces de llevar al ánimo y consideración de quienes tenían la responsabilidad de tomar la decisión final la bondad y superioridad de nuestra oferta tanto en el frente tecnológico y financiero como también, y sobre todo en ese ámbito menos definido pero fundamental que es la percepción, fuimos capaces de convencer de nuestro proyecto. Fuimos más convincentes que nuestro gran rival en la recta final, Francia, y previamente que China, que parecía una alternativa imbatible por su precio, pero que no logró satisfacer el alto listón del pliego de condiciones lo cual dice mucho a favor de los otros dos competidores.
El apoyo de la Casa Real es, al menos en latitudes como Arabia saudí, un plus que para sí quisieran otros países
¿Realmente se debe exigir visado a los ciudadanos de los países del Golfo Pérsico? Parece que es va a rectificar
En el duelo final Francia, España, varios factores influyeron además de nuestra superioridad tecnológica y nuestro más favorable precio. En primer lugar, se acertó al presentar y defender siempre nuestra oferta como un "proyecto de Estado", Y su primer servidor, el Rey, actuó siempre con tacto, discreción y oportunidad. Yo me permitiría definirle como “un activo y disciplinado agente” que además de la propia y constante iniciativa desplegada, supo reaccionar en los momentos más críticos ante las sugerencias o indicaciones que desde el terreno se le solicitaron o sugirieron para neutralizar la fortísima presión el otro competidor. Y aquí una obligada reflexión: esta implicación personalísima del Rey, era a favor de una causa sólida y bien embridada. Pensar que por el mero hecho de la privilegiada relación personal que Su Majestad tiene entre aquellas familias gobernantes se iban a conseguir unos resultados favorables a nuestros intereses es desconocer sencillamente la realidad. Gráficamente yo diría que el Rey apoya si el Rey es apoyado. De cara a coyunturas similares no se puede pedir ni esperar obtener resultados sin ofertas sólidas que afortunadamente nuestras empresas son cada vez más capaces de aportar. Dicho lo cual, este apoyo Real es, al menos en estas latitudes que conozco un tanto, un plus que para sí quisieran otros países.
Creo que es de justicia y ahí está la prueba, reconocer que la labor de nuestra diplomacia in situ tiene cada vez un mayor peso en estos campos. El conocer de primera mano el teatro de operaciones, quiénes toman realmente las decisiones, cómo se mueve la competencia y cuáles son sus fortalezas y sus apoyos, pienso que son datos decisivos y una labor irremplazable.
El día a día del juego de intereses, el cómo se puede alertar para corregir el tiro, los matices a veces importantes… eso solo se obtiene surplace, a pie de obra por decirlo castizamcnte. Ese nuevo papel de "inteligencia económica" está llamado a ser un norte en ciertas áreas para nuestros intereses empresariales y es algo que pueden y deben hacer nuestros representantes diplomáticos. Sugiero que seria muy rentable descargarles de ciertas tareas que suponen un drenaje de recursos y esfuerzos, me refiero en primer lugar a la política de visados: realmente ¿a qué viene exigir visado y vuelvo a mi área mejor conocida, a los ciudadanos de los países del Golfo? Parece que hay un comienzo de rectificación y que los emiratíes se verán pronto exentos de esta innecesaria traba. Además se matan dos pájaros de un tiro: reducción sustancial de trabajo para nuestras embajadas y mayor flujo de turistas, hombres de negocios, inversores, etc. De esa zona hacia España y esto es especialmente oportuno en estos momentos en que sus potentísimas líneas aéreas están abriendo nuevas rutas y escalas en el transporte aéreo, política de la que muchos destinos de España se beneficiarían.
Embajador de España
Asesor Internacional de Typsa