Antonio / Méndez | 02.06.2013 – 01:00 Malagahoy.es
La historia es tan bonita, periodísticamente hablando, que merece ser cierta, algo que no me ha sido posible comprobar. Me relató Arranz que dos conocidas mujeres a finales de los años 60 o principios de los 70 decidieron bañarse en topless en una fuente de Torremolinos. Acabaron detenidas y deportadas por la Policía. Los ecos del desenfreno en la Costa no dejaban de sonar y Rodrigo Bocanegra, que era el párroco de Marbella desde 1949 y logró la confianza de su mujer, Carmen Polo, hasta convertirse en su confesor logró convencer al dictador para que las vías del tren se detuvieran en la localidad vecina y no llegaran con su cargamento de corrupción a Marbella, entonces un apacible pueblo de pescadores. Para que no quede como personaje maldito en el anal marbellí, los defensores del sacerdote atribuyen a su influencia ante el régimen importantes avances, varios colegios, la construcción el puerto pesquero hasta el pantano de la Concepción del que se abastece la ciudad.
El Cercanías actual a Fuengirola se inauguró en 1975, el clérigo había muerto dos años antes. El tren, por tanto, nunca llegó a Marbella y es la gran asignatura pendiente en materia de infraestructuras. Pero no evitó el topless, el tanga y el triquini. La corrupción, la de verdad, sí apareció con la locomotora del GIL.

La alcaldesa, Ángeles Muñoz, en el ecuador de su segundo mandato, proclama la recuperación económica de la urbe. Y para dar fe de esta nueva realidad ha difundido los millonarios datos de ingresos del Ayuntamiento gracias al impuesto de plusvalías. El PP, atrapado una vez más en el discurso sobre las bondades del incremento de la fiscalidad. Y de Bocanegra quizá ya muy pocos se acuerdan.